El trabajo del que hablaré a continuaciónde intervención fue realizado por mis compañeras Lucía Rodríguez, Marta Chamorro y Julia Aliaño. Lo realizaron en Córdoba en la institución “Beatriz Enriquez” (0-6 años), gracias a que una de ellas tiene cierta relación con el centro debido a que ha tenido experiencias de acogida de menores en esta institución consiguieron gran cantidad de información. El objetivo del trabajo según nos dijeron es explicar un poco en qué consiste un centro de menores, los factores de riesgo, la problemática que supone y las distintas fases de acogida.
Entre los factores de riesgo que pueden influir en los menores desde el punto de vista familiar podemos encontrar: una situación familiar caótica (se produce cuando los padres son adictos a alguna sustancia o tienen enfermedades mentales), paternidad ineficaz (se produce cuando la personalidad del menor supera a la del padre, ya sea porque tienen un temperamento difícil o poseen desordenes de conducta), falta de enlace mutuo y cariño en la crianza (se produce por falta de afecto y atención de los padres hacia los hijos). En el ámbito escolar los factores de riesgo que se pueden dar son: comportamiento extremo, tanto de agresividad como de timidez en las aulas, dificultad para las relaciones con su grupo de iguales, afinidad con compañeros que presenta conducta desviada, percepción del uso de drogas en su ambiente escolar, etc.
Estos factores se suelen dar, cuando los niños experimentan algún cambio significativo en su vida, como puede ser el divorcio de sus padres.
Las estrategias que se pueden utilizar para evitar o prevenir los factores citados anteriormente son una mejora en la comunicación y un aumento en las relaciones positivas y en la conducta social con sus compañeros.
En la acogida los menores pasan por diversas fases:
Fase de preacogida, sus objetivos son controlar aquellos factores que puedan provocar un impacto emocional para programar el ingreso del menor, recopilar información básica y adecuada de las características familiares y personales previa al ingreso.es importante diferenciar entre dos situaciones: ingreso vía programada e ingreso no programado, vía urgencia
Fase de acogida, el centro se encargará de preparar el acogimiento del menor. Para ello el director/Subdirector se encargará de la ubicación y el acondicionamiento físico del menor, así como la designación de un tutor; el equipo técnico deberá preparar el proceso de adaptación al nuevo entorno. El trabajador Social gestionará la escolarización del menor o la actividad formativa, el educador tutor: se encargará de trasladar la información al resto del Equipo Educativo. En esta última fase es muy importante que el niño pueda expresar sus sentimientos, se sienta atendido y vaya conociendo y adaptándose a su nuevo entorno.
Fase de asentamiento, en la que se produce el traslado de la intervención y el seguimiento de Caso desde la U.T al centro, la coordinación con las Unidades Tutelares correspondientes, en el Plan de mayoría de edad y del programa de acogimiento familiar.
Fase de salida del recurso residencial, un menor puede salir por diferentes circunstancias como son: la reintegración familiar ( Para ello debe ser valorada positivamente por la UT, y tras esto, se establece una reunión en la cual se pretenderá el cumplimiento de ciertos objetivos, para una satisfactoria reintegración familiar), el acogimiento familiar (Puede darse con familia extensa o con una familia ajena a la familia del menor), el inicio de una vida autónoma a su mayoría de edad, cambio de centro (algunos menores, dependiendo de su situación y de la relación familiar que tengan, pueden ser trasladados a un Centro con un Programa de Atención Residencial Básica o a un Centro con un Programa para Menores en Conflicto Social)
Las principales problemáticas con las que nos encontraremos son la inestabilidad familiar (como maltratos, consumo de drogas o comportamientos sexuales no propios), abandono escolar y trabajo prematuro (no les han hablado sobre la importancia de la escuela ni de sexualidad), escaso afecto por la familia (déficit de atención), falta de recursos económicos, predominio impulsivo o hiperactivo por parte de los niños (forma de expresar la falta de atención o cariño) y falta de iniciativa a la hora de realizar aspectos básicos (como ducharse o lavarse las manos).
Basándonos, en un modelo de actuación concreto del centro en el que mis compañeras han realizado su investigación vemos las soluciones que se llevan a cabo: se tienen en cuenta una serie de principios básicos (normalización de la situación de los menores, individualización interviniendo uno a uno, creatividad a la hora de aplicar o diseñar proyectos, personalización y atención integral atendiendo a los múltiples problemas del menor). La metodología que siguen la podemos resumir en los siguientes pasos: la acción tutorial (orientar y guiar al menor haciéndolo protagonista en espacios y tiempos concretos), los métodos educativos (métodos diversos y planificados para compensar los déficits y potenciar las capacidades del menor), pedagogía de la vida cotidiana (organización de la cotidianidad y de los tiempos, flexible y adaptado a la edad del menor; hábitos de comportamiento, realización de tareas domésticas y desarrollo de un grado de autonomía adecuado a su edad) y la pedagogía del afecto (cariño y afecto para desarrollar la seguridad emocional, el autoestima, su autoimagen, las relaciones interpersonales y la intimidad).
La verdad es que sobre este tema ando un poco perdida ya que nunca me ha llamado la atención por lo que no tengo mucho que valorar, criticar o reflexionar. Lo que si tengo que destacar es la importancia que tiene la socialización de un niño ya que como he dicho anteriormente los factores que influyen en el comportamiento del niño fundamentalmente son la familia y la escuela y si uno de esos agentes socializadores falla podría estar en peligro tanto la educación como la implicación del individuo en la sociedad.
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