En la clase de intervención hemos comenzado viendo un vídeo que trataba sobre un cordero que estaba orgulloso de su lana reluciente y le encantaba bailar, pero un día se lo llevaron y al tiempo lo devolvieron sin lana alguna, con lo que el cordero se deprimió y dejó de bailar, ya que se reían de él los otros animales.
Un día llegó un conejílope que habló con el cordero seriamente para hacerle comprender que su problema no era grave, que el aspecto no lo es todo y que podía seguir bailando sin lana. Le enseñó a saltar de alegría y a tomarse la vida mirando siempre el lado positivo.
La conclusión que saco de el vídeo, que me ha parecido bastante claro es que la “moraleja” por llamarla de alguna forma es que la vida es como una “montaña rusa”, es decir, sube y baja, hay momento buenos y malos y los últimos se pueden superar. El objetivo del conejo era según creo, que el cordero diera menor importancia a al aspecto físico, ya que el cordero está limitado por su “fealdad” estando pelado.
Según hemos dicho en clase, el enfoque del vídeo está dirigido solo a adaptar al excluido (cordero) al entorno, pero la intervención no sólo se trata de eso, debemos intentar también que el entorno se adapte. En el vídeo se ve cómo las ardillas tienen conciencia, es decir, saben que hacen mal al reírse del cordero.
Otra cuestión que hemos tratado en clase ha sido la de compararnos a nosotros con los animales del vídeo, pero todos alguna vez en la vida podemos llegar a ser como el cordero, por tanto, nos limitamos a aspirar a ser conejílopes.
- Terminando la reflexión sobre el vídeo comenzamos un debate sobre las noticias a las que debemos dar más importancia, la verdad es que la profesora nos hizo pensar mucho sobre eso, o al menos a mi. La clase me sirvió para darme cuenta de varias cosas que nunca antes había pensado, me sentí tremendamente bien y supe que sería útil en un futuro cuando me pusiera a trabajar.
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